A pesar de ser un hogar con ruedas, no debemos olvidar que una autocaravana necesita un cuidado al igual que cualquier vehículo (niveles del motor, presión y estado de las ruedas, etc). Aparte del típico mantenimiento, debemos hacer uno específico: revisar las juntas de la caravana, repasar los conductos de ventilación, comprobar que la cinta que oculta los tornillos que sujetan la moldura a la caravana está en buen estado, etc.
El sistema de gas, las luces, el mantenimiento eléctrico y la limpieza se convierten en puntos clave también. Además, en el caso de que las queramos utilizar en verano, son imprescindibles las mosquiteras y los aislamientos térmicos flexibles. Es importante que la caravana cuente con un extractor solar, cuya tarea será la de sacar el aire caliente de dentro del habitáculo. Es esencial cerrar bien puertas y ventanas, instalar alarmas, colocar cinchas o bridas de acero, candados, etc. Suena paranoico, sí, pero… ¿no cierras con llave la puerta de tu casa cada vez que sales a la calle?
Aparte de esto, debemos detenernos en calcular la duración del viaje y hacer una buena planificación de la ruta: qué actividades se llevarán a cabo en el lugar de destino y disponer de alternativas por si se nos truncan debido a las condiciones meteorológicas o a otros problemas que podemos encontrarnos.